¿Qué viene a tu mente al escuchar la palabra “obra”? Es posible que inicialmente pienses en obras de arte. Ya sean pinturas, esculturas, etc. Piensa en algo que hayas creado, piensa en sus comienzos. ¿Fue fácil? Ciertamente, no. Más aún, ¿recuerdas ese momento donde tal vez se rompió, se quebró, se dañó? ¡Qué difícil! Seguramente, volviste a comenzar. Lo volviste a intentar cuantas veces fuera necesario, hasta que tu obra quedó como la habías soñado. Sin embargo, tal vez esa obra o sueño, quizás de adulto, eres tú. Aún cuando continuamente lo sigues forjando, dándole forma; de momento sientes que lo arruinaste y que es demasiado tarde. ¡Hoy te tengo una buena noticia! ¡No es tarde! Regresemos a ese momento donde crees que tu obra, que tu vida, tu vasija, se rompió. Quiero regresar contigo ahí, para recordarte quién es el que te diseñó y cómo desde hoy, tu historia puede ser ese nuevo comienzo que anhela tu corazón.
En Jeremías 18: 3-4, nos dice: Entonces bajé a la casa del alfarero, y lo encontré trabajando en el torno. Pero la vasija que estaba modelando se le deshizo en las manos; así que volvió a hacer otra vasija, hasta que le pareció que le había quedado bien. Dios es nuestro artista, nuestro alfarero. Somos obras en sus manos. Sin embargo, por circunstancias de la vida, muchas veces fuera de nuestro control, nos caemos, nos rompemos, nos quebramos. ¡Cuánto duele pasar por el quebranto! Pero, ¿sabes algo? Nuestro alfarero no se ha ido de nuestro lado y está listo para tomarnos, restaurarnos, levantarnos. Él no mira quien eres, ni por dentro, ni por fuera, para dejarte entrar. Él solo quiere que vengas, tal y cómo estás. Es allí donde tu vida comienza a sentir una transformación. Así es el toque del amor de Dios.
Hoy él quiere tomar cada pedazo roto. Uno por uno; limpiarlos, pulirlos, restaurarlos y unirlos de nuevo. Permite que Jesús limpie tus áreas que se han quebrado y entra con confianza en el taller del maestro, el taller del alfarero. Allí te dejarás moldear, mientras él transforma tu vida en una hermosa obra de arte.
No olvides que eres un hermoso tesoro de valor incalculable. Si tienes algún comentario o petición de oración, por favor deja un mensaje y con mucho gusto estaré respondiendo el mismo. Gracias por acompañarme en Un Café Entre Princesas. Si deseas contenido adicional de bendición para tu vida, puedes seguirme en
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¡Dios te bendiga! Hasta la próxima,
Vilmary
¡Aleluya!