¿Cuál es tu canción favorita? ¿Qué viene a tu mente al hacerte esta pregunta? Quizás piensas en una tonada pegajosa, en una letra que se queda plasmada en tu mente o te remontas a ciertos recuerdos en específico. Hoy quiero hablarte de algo que descubrí en lo que se convirtió en una de mis canciones favoritas.
Dice en el Salmo 117: “¡Alaben al Señor, todas ustedes, las naciones. Todos los pueblos de la tierra, alábenlo. Pues su amor inagotable por nosotros es poderoso; la fidelidad del Señor permanece para siempre. ¡Alabado sea el Señor!” ¡Cuan profunda, pero a la vez, cuan simple puede ser esta hermosa canción! Alabar a Dios es resaltar quien es él; agradecerle por todo cuanto ha hecho. Celebrar, honrar su grandeza, su poder. Algo que impactó mi corazón, es recordar que el anhelo de Dios es que todos le alaben. No importa el lugar en donde nos encontremos, ahí está el Creador de todo pueblo, toda nación. Es en esa gran diversidad, que él atesora la canción de nuestro corazón.
Cada respirar es una nueva oportunidad para abrazar la gracia de su amor. Sí, así es su amor por nosotros; grande, indescriptible, inagotable.
Su fidelidad no cambia, perdura para siempre. Su misericordia y gracia van sostenidas de la mano, enlazadas por su verdad. Es como esa canción pegajosa, que no puedes dejar de cantar. ¿Sabes qué es lo más que me gusta de esta canción? Que cada mañana tengo la oportunidad de enseñarla a otros, para que las notas de su melodía lleguen a cada rincón de su corazón. Te invito a cantar conmigo una alabanza de gratitud, que exalte el amor, la fidelidad y grandeza de Dios.
No olvides que eres un hermoso tesoro de valor incalculable. Si tienes algún comentario o petición de oración, por favor deja un mensaje y con mucho gusto estaré respondiendo el mismo. Gracias por acompañarme en Un Café Entre Princesas. Si deseas contenido adicional de bendición para tu vida, puedes seguirme en Facebook: https://www.facebook.com/uncafeentreprincesas Instagram: www.instagram.com/uncafeentreprincesas
¡Dios te bendiga! Hasta la próxima,
Vilmary
Qué bendición. Precisamente desde ayer vengo pensando que mi vida debe ser una eterna alabanza a nuestro Señor Jesús.